REGLA Nº 9 DE LA MANADA: El DESTINO ES SECUNDARIO PARA UN PADRE SOLTERO
No me había mudado a Cooper Valley en búsqueda del amor.
Había venido a criar a mi hija en paz, a trabajar en el Rancho Wolf y mantener a mi lobo a raya. No tenía tiempo para distracciones ni problemas. Mucho menos si llevaban el nombre de una mujer.
Mi nueva vecina era dulce, atractiva y rotundamente prohibida.
Siempre llevaba el pelo recogido y una sonrisa que derretía el hielo.
Hacía tan feliz a mi niña como nunca antes.
Y a mí, me provocaba temblar del deseo.
Joy era un rayo de luz; yo, un cielo nublado.
Me repito que soy demasiado tosco, demasiado sombrío, y vivo demasiado ocupado con la paternidad como para quererla.
Pero a mi lobo no le importan las reglas. Cree que ella es suya.
Sabe que ella huele a destino… ¡y el destino sabe mejor!
¿Cómo me podía alejar? Por más que tratara, parecía que el destino siempre elegía por mí.
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