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Kingsley

—Tu padre ha sufrido un infarto.

Esas palabras deberían haber provocado alguna reacción. Deberían haberme provocado un nudo en el estómago. Deberían haberme enviado corriendo de vuelta a mi pueblo natal para estar a su lado.

En cambio, el pensamiento que cruzó por mi mente fue espero que haya muerto.

El hijo del año, sin duda.

Pero no murió, y necesitaba que yo mantuviera a flote su clínica veterinaria. No iría por él, sino por mi madre. Ella era la inocente, por quien aún me preocupaba. Y que Dios la bendiga, permanecía a su lado.

Así que cargué a mi hijo de cuatro años y regresé al pequeño pueblo que había planeado convertir en mi hogar hasta que las mentiras y las verdades destruyeron mi felicidad. Le daría a mi padre un verano. Luego volvería a mi vida. Sin él en ella.

Daisy

Por primera vez en mi vida, sentía que tenía un hogar. Mudarme al pequeño pueblo de Cala MacKellar fue una apuesta, pero no muy arriesgada ya que significaba compartir piso con mi mejor amiga. Años después, encontré todo lo que había estado buscando. Un hogar, una familia de amigos y el lugar perfecto para abrir mi negocio.

No necesitábamos hablar de lo que faltaba en mi vida. No necesitaba a un hombre. Estaba perfectamente bien por mi cuenta.

Pero el nuevo chico con el que me emparejaron en mi aplicación de citas favorita era divertido, interesante, padre soltero, y...

¿Su madre?

Me habían engañado. Su madre.